
La noche empezó con una luz tenue en el gran escenario de la Sala Barts de Barcelona, con la figura de Sam Beam entrando en la penumbra con un vaso de vino en la mano, y los suspiros de «Oh my good! Oh my good!», repetitivos, de las chicas de la fila de atrás, y «me lo llevaba a mi casa» de la chica de al lado, y es que el que se esconde bajo el nombre de Iron & Wine, levanta pasiones, tanto entre ellas como ellos, y lo pudimos comprobar al largo de las casi 2h de concierto que nos plantó él solito con su guitarra. Y es que hay artistas que tienen tun alento natural y una personalidad propia que traspasan más allá del escenario, como es el caso de Sam Beam, que llenó en todo momento el gran escenario donde estuvo él solo con sus dos guitarras y consiguió hacerse al público cómplice durante todo el concierto.
Al empezar preguntó en español: «¿Qué quieren escuchar?», no hubo un setlist predeterminado, ya que el músico aceptó todas, o casi todas, las peticiones del público. Teniendo en cuenta el vasto repertorio en los más de 10 años de trayectoria musical y la complejidad de sus letras, la verdad es que es arriesgado dejar en manos del público tal elección, aunque, hay que decir que algún despiste tuvo pero le fue perdonado. Jesus The Mexican Boy fue uno de los temas que se le torció al cantautor norteamericano, pero después de varios intentos, al final del concierto consiguió recordar la letra e interpretarla. En parte, también gracias a algunos seguidores de la primera fila que poco a poco consiguieron darle alguna pista para enlazar las frases olvidadas. Aunque las peticiones tampoco fueron muy complicadas, ya que se basaron en sus hits más conocidos de sus discos más populares The Spherherd's Dog y Our Endless Numbered. Uno de los temas más solicitados fue Flightless Bird pero Beam, en este caso, no dio el gusto a los seguidores que la pedían a gritos durante todo el concierto. Tema del popularísimo film Crepúsculo, incluido en el soundtrack oficial de la película.
Relajado y risueño, con su voz suave y aguda, y muy agradecido de su acogida en la capital catalana, nos presentó sus melodías que giran entre el country alternativo, el folk progresivo y el indie folk, delante del casi el millar de personas que caben en la Sala Barts, y que deberían estar todas, ya que semanas antes del concierto se plantó el cartel de Sould Out. En el marco de presentación de su tour de Ghost on Ghost, disco editado en el 2013, que suma a su colección de rarezas Archive Series Volume nº1 editado este mismo 2015 por su propia discográfica.
Si os preguntáis de dónde procede el curioso nombre del oriundo del estado de Florida, pero arraigado en Carolina del Sur, dicen las malas lenguas de por ahí que es el nombre de un suplemento dietético llamado “Beef Iron & Wine” y que Beam encontró en un almacén mientras rodaba una película.
Otra noche de estas que uno guarda en el cajón de los buenos recuerdos.