Cuzin fueron los primeros en abrir la lata nocturna pegándose un buen viaje proanglo pospunk de reminiscencias germanas en el que el trío madrileño, de bajista frontman, se entregó con contundencia, frescura e inmediatez. Con una puesta en escena sencilla Jero, JC y Manel presentaron su recientísimamente facturado Problemas épicos, primer largo de la banda que implementaron con justicia en vivo demostrando su buen hacer con los mimbres del rock garajero electrificado en sus esencias más vertiginosas y ásperas. Un entrante más que jugoso para ir haciendo sitio al banquete de noise pop sublime que a continuación descarrilaría soleado.
Goiko, Julen, Claudio y Guille comparecían ante el respetable con gracejo y envolviéndose directamente en sus mejores atmósferas para ir dando buena chicha a su selecto cancionero. El cuarteto bilbaíno desplegó un estilo exquisito y melómano abriendo con Gente normal, un temazo brillante en toda su estructura perteneciente a su último doble pildorazo verbenero.
Excepto su primigenio e interesantísimo EP Señores se casan, el combo norteño dió buena cuenta de toda su intensa y sobresaliente trayectoria resaltando su Curso práctico de autoestima, un trabajo ejemplar imprescindible entre lo más destacado de 2013 salpicado de momentos tan gloriosos que es casi utópico cansarse de él. Felices facturas o Cretinos united, entre otras, unidas a la brutal y adictiva Miráme (los placeres me disfrutan), fueron compactando un bolo genial que merecía durar más.
Para las lúcidas implosiones finales Señores echaron mano de una cuádriga ciclópea que condensaría sus himnos más incontestables de ayer, hoy y siempre. Verbena en la plaza del pueblo, Amable y Carta de amor futura fueron un tsunami imparable hacia el olimpo del pop ácido y distorsionante que tan magistralmente ejecutan.
Para el fin de festejos y como hicieran Los Planetas en los primeros 90 con La caja del diablo como no podía ser de otra manera pusieron el broche de platino con El vendedor de enciclopedias, una sonrojante obra maestra germinada para cerrar el círculo de cualquier grupazo del rollo. El corte va escalando sin prisa pero sin pausa hasta llegar a la parada del orgasmo y pedaleo guitarrero más irreversible. Goiko, que en todo momento patentizó actitud y goce, no tuvo más remedio que dejarse llevar para entrar en trance con su Fender hasta el último acorde.
La suerte está echada y el señorío sónico de estos chicarrones no es otro que una propuesta a la altura de los elegidos. Un descubrimiento mágico con sensaciones tan maravillosas como las que desarrollan Alborotador Gomasio. Si todo fluye con lógica y justicia (poética) los escenarios más cotizados los tendrán encima muy pronto para seguir extendiendo la buena nueva de la rama más atractiva del pop. Pues eso, un señor concierto, otro bolo que va de cabeza a los mejores recuerdos sonoros del 2015.
Siroco
Madrid
Viernes 27 marzo 2015
Girando Por Salas