
El pasado viernes 21 de Abril moría uno de los grandes iconos del Pop. Polifacético, multiinstrumentista, camaleónico… el fallecimiento de Prince nos deja un regusto amargo, similar al que provocó el ocaso de otras rutilantes estrellas como Michael Jackson o el más reciente David Bowie. Sin embargo, pocos artistas cuentan con un trabajo tan rico y variado como el que dejó el genio de Mineápolis.
No sólo por las obras firmadas bajo este nombre, que tomó del grupo donde cantaba su madre, The Prince Roger Trio. Su legado permanece en todos los álbumes producidos en su regazo, en las canciones que escribía para otros artistas y en los cientos y cientos de grabaciones de temas que aún permanecen en sus baúles. Su naturaleza múltiple se traducía en una gran variedad de sonidos, texturas y géneros con los que experimentaba, jugaba y finalmente cohesionaba en una obra concreta. Aunque todo un reto, resumimos en diez hits la trayectoria de un artista que iluminó al mundo, languideció después (como tantos otros) y resurgió en la última década, para dejarnos finalmente en suspenso con su primer tour en solitario, una serie de shows denominado Piano and a Microphone.
La primera señal vino mientras volvía a casa de un concierto en Atlanta. Su vuelo se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en Moline, Illinois, para terminar siendo hospitalizado horas después. El Minesotta Star se hacía eco, garantizando que el artista se encontraba «vivo y bien».
A la mañana de ese sábado, 16 de abril, se convocaba vía Twitter en una dance party en su casa-estudio de Paisley Park. Según la crónica del Minnesotta Star, Prince quería «fardar de su nuevo piano Yamaha púrpura», con el que esa misma noche «tocó “Chopsticks” y un breve pasaje instrumental con su también nueva guitarra púrpura (que no tocó, dejándolo para más tarde)». Nadie sabía que aquella noche sería su última aparición en público, ni que al jueves siguiente encontrarían su cuerpo sin vida en un ascensor del mismo Paisley Park. Tenía 57 años.
Te invitamos a un repaso por la trayectoria musical del “Príncipe Púrpura”. Sus éxitos y también sus lágrimas.
Sus primeros éxitos
El precoz Prince comenzó a descubrir sus talentos tocando el piano de su padre. Una herencia que le dejaron cuando esté se divorció de su madre, contando Prince con tan sólo 7 años. Le seguiría la guitarra eléctrica y hasta una veintena de instrumentos, destacando rápidamente en la competitiva escena musical del momento y lanzando sus primeros dos álbumes de funk-pop a finales de los 70.
Su primera obra maestra llegaría en 1980 con Dirty Mind, una amalgama de funk, new wave y pop. Pero lo más rompedor era la temática, surcada de historias de una sexualidad ardientemente explícita con referencias al sexo oral, a los tríos e incluso algún incesto. Ningún álbum de rock o funk se había atrevido nunca a tanto. Le siguió Controversy, con un álbum del mismo nombre que perseveraba en la misma tónica. Pero fue con 1999 donde Prince se marcó su primer exitazo, llegando a vender cerca de tres millones de copias.
Un escalón que se le haría pequeño en comparación con el subidón que representó Purple Rain.
El ascenso del “Príncipe Púrpura”
Purple Rain convirtió a Prince en una superestrella. Se vendieron diez millones de copias sólo en los Estados Unidos y se mantuvo dos años como número uno. Su versión fílmica llevó no sólo su música a la gran pantalla, sino también un estilismo psicodélico, extravagante y andrógino que le inmortalizaría en años venideros. Destaca también When doves cry, otro imprescindible.
En 1986 lanzaba el intrincado y extraño Parade, adentrándose más profundamente en la psicodelia, tan ambicioso como cualquier disco de art rock de los 60’s, pero con un inconfundible sonido funk. Parade nos regalaba Kiss, otro de sus grandes éxitos.
Imparable, ecléctico y desafiantemente caótico. Las ambiciones de Prince se crecen con el álbum Sign ‘o’ the time y la canción de apertura que lleva el mismo título. Prince se adentra el tradición de los caóticos dobles álbumes que previamente habían secundado The Beatles con Exile at Main St.
Decadencia y renacer
Para el final de la década, Prince abandona el oscurantismo y la inmoralidad que caracterizó The Black Album para caer en un desastre comercial tras otro.
A Lovesexy le seguiría Graffity Bridge, la secuela de Purple Rain. De este primero, a pesar de lo confuso de Lovesexy, destaca Alphabet Street.
A pesar que surgieron nuevos éxitos en los años venideros, como Diamonds and Pearls que acuñó con su recién formada banda The New Power Generation, Prince se ve inmerso en una serie de batallas legales con el sello Warner. Fue por aquél entonces, durante los años 90 cuando se tatuó la palabra “esclavo” como protesta por las condiciones contractuales que Warner le imponía y cambió su nombre legal por el impronunciable “símbolo del amor”, emblema de su decimosegundo disco. The Gold Experience se convierte en retrato perfecto de esta turbulenta década en el que aparecen otros dos grandes éxitos: The Most beautiful girl in the world, un manifiesto de la voluntad que esgrimía el músico y Gold.
De sus últimos álbumes recordamos el simbólico Emancipation y HiTnRUN: Phase One, que junto a su secuela, Phase Two serían los últimos álbumes de estudio publicados por el artista. Como bonus track te dejamos con el homenaje a Purple Rain que nos regaló Bruce Springsteen en su último concierto en Brooklyn.