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Mujer por una noche

Me desplazo a Madrid para saber cómo es la noche Travesti, con la ayuda de Valeria, mi protagonista. Un joven que nos introduce en el cambio de chico a chica y en el mundo de la noche que rodea la transformación. Hablaremos de lo que conlleva el cambio, sus consecuencias y la noche que rodea a la máscara femenina. Nos adentramos en la sala “Boite” de Madrid para conocer más de cerca el ambiente en la fiesta “Ultrapop”.

A través de la entrevista directa con Valeria conoceremos las experiencias y vivencias que le pasa y pasaron a lo largo de sus años de caracterización. Pasaremos a conocer su vida e intentar hacer conciencia todavía en pleno siglo XXI que, todo es cuestión de gustos. En la paleta de los colores, el gusto no está escrito y que la libertad de expresión hoy día sigue siendo un tema delicado de tratar.

Entrevistamos a Valeria que nos cuenta de primera mano algunos aspectos sobre el cambio y la noche travesti.

-¿Cuando nace el travesti?

Empieza cuando tiene que trabajar en el mundo, o cuando lo hace por gusto de sentirse mujer esporádicamente. El chico se siente mujer por la noche, es lo general. Aunque es algo subjetivo porque, hay chicos que se travisten todo el día, estos serían transexuales. Quieren ser mujer pero no están operados.

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-¿Y las ropas y complementos?

Son bastante caros, sobre todo los maquillajes y las pelucas. Una peluca puede costar desde los 80 hasta precios desorbitados, como 300 euros o más. Sin embargo, dentro de todo lo que es el vestirse, el encolarse es lo más incómodo (acción por la que se queda el pene en forma de vagina entre las piernas para que no se note), duele al quitarlo sobre todo. Todo este mundo es costoso y laborioso pero, el que lo hace, lo hace como ingreso extra, como trabajo, o simplemente ocio.

-¿Es difícil mantener relaciones íntimas en el mundo travestí?

Es difícil mantener relaciones sexuales porque se ceban contigo. Se creen que el travesti está dispuesto a todo. Aún así, la ropa complica las cosas y, peor el maquillaje que tiene que mantenerse toda la noche, sino es poco práctico volver a retocarte cada dos por tres para que vuelva a estar como antes y más cuando has invertido como una hora de mínimo para ello. Pero si, el mundo amoroso se limita a partir del cobro, cuando finalizas tu trabajo, una hora antes de que cierre el local. Puedes liarte con alguien, poca cosa, pero ten en cuenta que estás trabajando. Es bueno porque disfrutas mientras trabajas pero no puedes retenerte mucho. En el cobro del trabajo, los heterosexuales son más agradecidos, te buscan para cobrar mientras que los homo son más “irrespetuosos”, no te buscan para pagarte y si se te olvida pues eso que se llevan. Pero bueno, al fin y al cabo es como todo.

-¿Resulta difícil entrar en el mundo de la noche travesti?

Si te recomiendan no. Para trabajar tienen que verte el físico y el “rollazo” que tienes. Debes de hacer gratis algunas semanas, es lo jodido, incluso puede que un mes hasta que les intereses. Por lo general creo que es complicado.

-¿Se cobra bien?

Se cobra muy mal. En Madrid entre 50 y 70 euros la noche. Hay gente que se aprovecha de los nuevos, incluso les llegan a pagar 20 euros. Rubena Rouge por ejemplo cobra muchísimo más, es como la alta gama, muy conocida en el mundo. Otro rollo, divina. Este mundo no está valorado ya que los chicos les costean las ropas y, vale que vayan al gimnasio y tal, pero eso es para ellos al fin y al cabo. Los travestis tenemos que costeárnoslo todo. Pero, si algo tiene de bueno es que nosotros elegimos nuestras ropas y complementos. Lo que nos mandan a poner son muy feos y los vestidos horrorosos.

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-¿A qué edad y como empezaste a travestirte?

Yo empecé con la coña de Halloween hace 8 años. A partir de ahí, Rita y yo cogimos la costumbre de vestirnos para ir a fiestas de travestis, pero desde entonces pasan 5 años de margen. Nos parecía divertido y poco a poco nos íbamos “disfrazando” y tomándolo con mucho más gusto. A partir de entonces, lo tenemos como costumbre semanal.

-¿Es igual el trato siendo chico que siendo chica?

Ya no solo conmigo, sino con ellos. Cuando salgo normal, como chico, voy a pasármelo bien con mis amigos. Cuando soy Valeria voy a pasármelo bien con todos. Esto te lo puedes tomar bien o no, es decir, si alguien te mira descaradamente le puedes guiñar un ojo, le mandas un beso, así puedes conocer a más gente. Ellos te tratan diferente porque yo trato diferente. Siendo chico si alguien me mira le giro la cabeza. Es como algo cíclico.

Cuando me pongo la peluca y me convierto en Valeria, me transformo. Es como ponerte una máscara. Asumes el papel. Sin embargo, esto tiene que ver con las épocas, es decir los años. El travesti de antes daba más espectáculo, lo que nosotras conocemos como Drag o travesti de micrófono, de esos que salen por la tele haciendo un Show. Ahora es diferente, hay más abanico. Ya no es como la Supreme, somos más niñas monas. Hay tonteo con el público, algo sano. No buscamos el zorreo en plan divertimiento del público, show, que sería más el papel de antes.

Todo esto va ligado al trato personal por supuesto. El papel del travesti de antes y el de ahora condiciona el trato con todos.

-¿Cómo te tratan el resto de las personas siendo Valeria?, es decir, ¿hay tanta homofobia siendo chico gay que siendo travesti?

Aquí en Madrid, cuanto más te alejas de Chueca más te miran. Por Chueca es “normal”, lo toman desde un punto de vista más crítico, en lo que vestimenta se refiere. Escuchas; ¡mira que mona va, ese vestido no le pega!. Los típicos comentarios que se pueden hacer las mujeres, pero nada que dañe, muy, muy poca homofobia. Fuera de chueca miran con la boca abierta. Hay gente que flipa mucho. Por ejemplo, el día del orgullo se ha popularizado tanto que incluso ya te miran mal. Se ha convertido en un macrobotellón y, parece que la gente no sabe dónde está. Una cosa muy curiosa es que hay personas que incluso se ponen violentos si te ven de lejos y te chiflan, y cuando te ven de cerca y ven que eres travesti se sienten dañados, como si su virilidad se hubiese puesto en peligro. Se sienten heridos. Pero, sí, siendo Valeria me siento más criticado. Si ves un chico gay es más normal, pasas más desapercibido por así decirlo pero, un travesti no. Las chicas incluso se lo toman mal a veces porque hay travesti que son más guapas que algunas chicas, se sienten ofendidas incluso por saber maquillarte mejor que ellas. Te miran con cara de asco. Por eso, siendo chico paso más entre la multitud pero, siendo chica soy algo que no se suele ver.

-¿Alguna anécdota curiosa que quieras destacar?

La primera vez que me vestí de enfermera, cuando comenzó todo. !Qué risa¡. Hace 8 años íbamos vestidos de enfermeras para Halloween como te comenté. Queríamos ir a Chueca y para el vestido llevábamos bragas rojas. Un borracho que estaba en la calle tirado miró, nos dijo; “¡mira ésta que lleva las bragas rojas de la regla”. Nos descojonamos, Rita y yo no podíamos parar de reírnos, y más sabiendo que íbamos vestidas de mujer. No se me olvidará jamás.

Hablando un poco sobre el deseo sexual, ¿te sientes más deseado como chico o como travesti?

Me siento más deseado siendo Valeria. De chico soy mucho más pasota. Sin embargo, cuando voy de mujer y me entran, temo un poco por lo que pueda pasar. Está claro que las chicas hoy día sufren más el acoso de los hombres y esto en los travestis también se nota. No sabes que te puede pasar. Se han dado casos de violaciones o palizas. Hay un abanico muy amplio de posibilidades que te pueden tocar más siendo chica que chico. Siendo travesti estás más alerta, aunque, prefiero ir con delantera a lo que pueda pasar y, más aún sabiendo que estás jodido porque llevas tacones y en el caso de que puedas correr y no los lleves, la peluca se te mete en la cara y es una putada. Pero sí, siendo chica me han entrado más para ligar o tener algo más intimo que siendo chico.

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-Antes has mencionado que incluso los heteros os tiran la caña. ¿Crees que hay alguna causa porque a los heterosexuales les ponen los travestis?

Hay muchos chicos que preguntan si se la chuparía, eso un hetero a un travesti. Hay muchos travestis que les encanta mamar. Los heteros buscan eso porque algunos dicen que las mujeres son muy sosas y no quieren chupar. Creo que es que al ser más chicos y saber lo que nos gusta y queremos pues... Lo curioso es que los heteros les gusta que se la chupe un travesti pero, luego dicen que no son gays. Nosotras somos mujeres de cintura para arriba. Se creerán que se la está chupando una mujer puesto que si solo se ven los pelos... También se dan casos de pedir que solo te eches el tanga para el lado, de espaldas no se diferencia. ¿Crees que es un fetiche?. Sí, es como el que le pone que le hagan pajas con los pies.

 -¿Lo más bestia que te hayan propuesto?

Una vez un trío hetero, pero, no puedo ver un coño. Fíjate que, hasta el hombre me dijo que solo mirara si no quería hacer nada. No sé ni porqué se dan estas cosas, al final ni follas. Aunque, también me han llegado a ofrecer dinero. Obviamente lo he rechazado. Ni soy, ni me siento puta.

-Por último y para intentar concienciar un poco sobre este mundo, ¿qué le dirías o que mensaje le mandarías a tu lector?

No tengas prejuicios por nada. Primero conoce a la persona y después opina lo que te parezca.

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