
Voyeur, del francés Voyeurismo. Nombre referido a la persona que mira a otras realizar el acto sexual para excitarse. Ese “mirón” es en este caso Miguel Marcos, capitán de un proyecto que antes llevaba su cuarto apellido y que renace el 5 de mayo con 9 canciones fruto de un Episodio aparentemente letal que le sobrevino y de la necesidad artística de expresar las contradicciones de nuestra realidad postmoderna.
Miguel, en contacto con la música desde muy joven, solía componer para los grupos a los que pertenecía (La Garfio Band, Grupo Calaña y Mister Punk Cabaret, entre otros) desde la posición de segundo de a bordo, al mismo tiempo que producía para otros artistas. En 2010, sin embargo, el nacimiento de un personaje le llevaría a asumir el timón de su propio proyecto creativo. Ese personaje fue bautizado como Le Voyeur Méndez, una suerte de Tom Waits a la europea, asiduo a los cabarets y al whisky, y su guitarra pintó paisajes tenebristas adornados de swing, tango, chanson francesa y música balcánica. Los pubs de Malasaña hicieron de oleaje para impulsar el barco capitaneado por Méndez, que en la travesía produjo dos discos: Le Voyeur Méndez y Yo inventé el amor.
Siete años más tarde, a ese capitán “mirón” se han unido: Richard Libeton (batería), Miguel Ángel O. Rutina (bajo), Javier Escobar (teclados), Diego Serrano (guitarra) y Sandra Delaporte (voz), dando lugar a Le Voyeur en una transformación que, según cuenta Miguel, «no es gratuita porque todo tiene un bagaje y una forma necesaria de aparecer en su debido momento».
Precisamente, de la profunda necesidad de expresar los efectos de un grave diagnóstico clínico que Miguel vivió de cerca nace Episodio aparentemente letal, un disco con dos vertientes: una intimista y cariñosa, cargada de claroscuros, y otra universal, distópica y catastrofista. Ambas se entrelazan de forma natural, consiguiendo que parezca lógico relacionar la belleza renacentista y la mitología clásica con la infoxicación y los espejismos que crean las redes sociales. Así sucede que en nueve temas podemos pasar del bigote de Aznar, en Qué bello es, a la Olimpia de Manet, en Sanas y salvas. Todo ello con ritmos de Kraut, pospunk, noise y rock. Como explica Miguel, «se trataba de crear un mundo onírico en el que reinventar el cancionero y la mitología de la tradición clásica». Objetivo para el que han contado con los pinceles de Borja Buenafuente, quien ha terminado de dar sentido a todos esos conceptos con una sugerente portada.
La parte técnica se ha cocinado en Reno Estudios (por donde ya pasaron en su día Hinds, León Benavente, Niños Mutantes, Nacho Vegas…) y de la producción se ha hecho cargo La Bizarrería, la que fuera en su día banda de Alex O’Dogherty y que ahora es el sello propio de Miguel.
Fruto de una decisión nada casual, el disco tendrá su debut oficial el 5 de mayo en la cuna de la Movida madrileña, la sala El sol. Será ese el punto de partida de una banda que no solo es capaz de detectar las nuevas necesidades del mercado, sino que es capaz de afrontarlas con ironía y decisión.