
El flamenco está cambiando. Otra vez.
A TRAVÉS DE LOS AÑOS
Todo fluye: las formas parecen inmutables en el tiempo de una corta vida; sin embargo, “¡lo que ve el que vive!”: al marchenismo, que empapó a la generación de la guerra, le sucede el mairenismo que llega hasta la transición; tras los cafés cantantes, los festivales.
Pero todo permanece. Y aunque el hombre de su tiempo confunda las formas de su juventud (en las que se sentía cómodo) con lo purito puro, la pureza, más que forma, es cosa que va por dentro. El flamenco, que no es solo un arte sino una manera de vivir, ha cambiado mucho desde el siglo XIX; y ser, andar, vestir, cantar, bailar o tocar flamenco en el XXI reviste distintas formas en las que el buen catador distingue “la oscura raíz del grito” que dijo Lorca. Te lo dice Camarón: aunque yo haga otras cosas, la pureza no la puedo perder porque la llevo dentro. Y, mientras más vamos sabiendo, luego resulta que Antonio Mairena (que sí supo apreciar al de la Isla) nos revela su propia faceta creativa, por más razones incorpóreas en que se ampare para justificar su irrenunciable novedad.
Cada pureza de cada época podemos guardarla ya en una cajita (que ahora se llama CD) y sacarla cuando queramos disfrutar el aire de una época, su grandeza y originalidad.
Al día de hoy, ya casi hemos pasado la fiebre del “flamenquito” despistado (que ya no vende, que no se lleva). Y está aflorando, creo, el flamenco de calidad puro de siempre con formas nuevas, hecho por artistas con mucho conocimiento, jóvenes muchos, muy preparados, muy flamencos.
A TRAVÉS DE LA LUZ
Cambio y quietud de lo nuestro. Un ejemplo que me parece trascendente es A través de la Luz. Una Ópera Flamenca (Eureka Discos, 2018), interpretado por Vallellano & The Royal Gypsy Orchestra. Aviso que en este disco he tenido la misma sensación de satisfacción y asombro que en 1979 cuando, en la Judería de Córdoba, Paquito Núñez nos puso el vinilo que su hermana se había comprado, y que resultó ser Camarón, La leyenda del tiempo; la misma emoción de veinte años después, en 1996, (ya en los trenes a Palma del Río) cuando mi “discman” Sony resonaba con el Omega de Morente y Lagartija Nick. 1979, 1996, 2018: a veinte años por disco, son tres momentos estelares en la progresión del flamenco, obras nacidas para crecer. En La leyenda… (la aportación de Andalucía la Baja, el eje Sevilla-Cádiz), se impone la alegría, el gozo; en Omega, Granada de los dos ríos muestra esa seriedad llena de presagios que le es propia. En A través de la luz percibo una serenidad, una madurez equilibrada, que correspondería con lo mejor de Córdoba, una de sus constantes artísticas y literarias.
Ya estamos tardando en ir a comprar el disco (en CD o vinilo, como prefieran) de A través de la luz, muy bien presentado, para oírlo con atención un par de veces y que podamos cambiar impresiones con conocimiento. Les sugiero que empiecen por el tema 5 (“Un largo viaje”, tientos). Un tema redondo en cualquiera de las versiones que he oído, especialmente brillante en la interpretación del disco (con la guitarra del veterano José Antonio Rodríguez y la voz de la joven Rosalía). La originalidad en el fraseo de la letra, la dulzura del canto, el jipío en su sitio y hasta el acierto en el decir “pieras” (a la antigua) donde el libreto dice “piedras”, que acaba rimando mejor en su copla con “primavera”, aquilatan el mérito de esta niña (vuelve el mairenismo); ¡qué decir de la limpidez llena de sugerencias del maestro Rodríguez!
A través de la Luz es una creación del productor y músico cordobés Fernando Vacas. Vallellano es su heterónimo, su otro nombre; y en la Band of Gypsies para el Alegrías del americano Howe Gelb (Eureka, 2010, otra interesante producción de Vacas con portada de Julio Romero de Torres) encontramos el origen de su Royal Gypsy Orchestra, una entidad mutante respaldada por los ya mentados J. A. Rodríguez, Rosalía y Gelb; Javier Latorre (sus zapateos abren el disco), Lee Ranaldo y Steve Shelley (Sonic Youth), Remedios Amaya, Niño de Elche ( grande en “Feliz nada de nada”, un martinete bíblico que él canta con la voz poderosa -menesiana y mesiánica- de un cura arcipreste), Lucía Leiva (brillante en las “Alegrías de un nuevo rumbo”), Naike Ponce, Lin Cortés, Panky, Álvaro Tarik (atinadísimo en “Blackstar”, de Bowie y para Bowie, un homenaje de F. Vacas), Lourdes Pastor, Javier Navarro, Eles Bellido, Rosario Vacas, Jorge Pardo… Antonio Arias (Lagartija Nick), imprescindible en Omega… Y en un “sampler”, en el minuto uno, la voz de leyenda del Camarón: “...tú eres el aire que a mí me lleva”.
Terminando, recordemos que A través de la Luz es, además, un estupendo espectáculo (hay temas que no aparecen en disco) que Fernando Vacas rodó tres o cuatro años por escenarios andaluces, hasta su presentación en Madrid, el 16 de junio de 2015, en el Teatro Fernán Gómez (en concierto para Radio 3) y en el Teatro Alcázar (desde este 27 de junio). Aquí la línea argumental se basa en una historia real, la experiencia de ida y vuelta de la protagonista (“los tres minutos más largos de su vida”) tras un grave y luminoso accidente. La adscripción al conocido género “Ópera Flamenca” se justifica plenamente en el disco y los libretos; si bien apreciamos las aportaciones de otras óperas como Tommy o Jesucristo Superstar.
Ojalá los programadores de espectáculos y el propio público anden listos y no se pierdan hoy lo que querrían tener mañana. Nunca hasta oír la de Erik (Lagartija Nick) pensé que una batería podría sonar tan flamenca. Pues oído a las percusiones creativas de Steve Shelley para el “Martinete duermevela”, o para el del “Cortavientos” (con Remedios Amaya en pura casta).
Marbella, Julio de 2018.
Por: José Antonio Ponferrada.
Peña Flamenca “Merengue de Córdoba”.
Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba.