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Entrevista a Charly Riverboy II. Se hace camino al andar.

¿Quién es Charly Riverboy?

En Spotify se puede encontrar una playlist, “Riverboy’sFav. 10”. Un compendio del abanico sonoro de Charly, el cual es realmente asombroso. Entretanto, saca un cigarro de su paquete de Rothman’s, se lo enciende. “Yo escucho de todo porque trabajo en la tienda de discos de mi suegro. Ahora mismo me ha dado mucho por la psicodelia”. De hecho, Charlie planea publicar su primer disco en solitario, homónimo, el cual, según cuenta, tiene ese toque psicodélico que le gusta y posiblemente le diferencia de la línea general de The Milkyway Express. Sin embargo, la minúscula muestra que proporciona la playlist va mucho más allá de ese simple “la psicodelia”. En ella encontramos tanto soul y blues como country y folk, lo cual permite atisbar los orígenes musicales de Milkyway pero la selección de deeptracks demuestra que Carlos sabe mucho más de lo que se podría pensar en un principio. Aun así, la humildad y sencillez le preceden y, de hecho, expresa su interés en volver a los orígenes en algún momento. “Después de haber probado ya todo, puede ser un buen momento para sacar un disco de roots, un buen disco de blues desde nuestra interpretación”.

Pero a pesar de lo que se pudiera pensar, The Milkyway Express no son una gota de agua en un desierto. Ni mucho menos. Carlos habla de bandas de su palo de manera fraternal, sin pique. “Me gustan mucho bandas como Los Labios, Soul Jacket, Rusty Riverde Huelva, All La Glory… Quintín [líder de Quentin Gas y Los Zíngaros] se lo está currando ahora también un huevo... La ciudad ahora mismo está a tope en todos los ámbitos, no ha estado así nunca”. Se distingue en su gesto un orgullo merecido, ya que The Milkyway Express sea seguramente el grupo que mejor represente la música rock en la capital andaluza a día de hoy. Pero como suele ser tradición por estos lares, en raras ocasiones las cosas funcionan como deberían. Al hablar del mainstream actual en España abrimos la caja de Pandora. “El negocio en España está montado así [alrededor del indie]. Entonces, como es algo de cajón de madera de pino y eso es así, lo ves ajeno. El rock ‘n’ roll en España siempre será un circuito independiente con sus propios afluentes que es donde hay que meter cuello y los demás que hagan lo que les salga del nabo. Está todo montado como un negocio. Todos los festivales están montados como si fueran un Carrefour.” Ni cuando se enfada, Carlos pierde su humor. “A mí el indie no es un sonido que me guste. No lo desprecio ni hablo mal de él, pero no es algo que escuche, me emocione y se me meta en el tuétano. Si no, estaría haciendo indie [ríe]. Pero bueno, que cada uno haga lo que quiera. Ancha es Castilla y viñedos hay para todos”.

Le pregunto a Carlos por el futuro, a dónde espera llegar con esto, cuántos años más cree que durarán. La respuesta, por su parte, no puede ser más cholista. “Me gusta mucho la frase de “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Nos queda todo por hacer, estar tocando ya es un triunfo para nosotros”. Él se ve de viejo haciendo música. “El tiempo es una cosa abstracta. Realmente somos los mismos pero con una carcasa más chuchurría”. “Recuerdo preguntarle a mi abuela, que se murió con 104 años, acerca de sus recuerdos de la infancia y mi abuela me respondía: “me acuerdo como si fuera ayer. Yo soy una niña metido en el cuerpo de una vieja””. Charlie cree que, irremediablemente, sus hábitos de vida cambiarán pero como dice él “hay que mantener la esencia hasta para ponerse el pijama”.

La vida en carretera

“Lo que sí queremos es empezar a llegar a más peña. Un objetivo que teníamos y que cumplimos fue tocar en el Blues Cazorla y el Azkena, y lo conseguimos. A pesar de que somos un grupo underground, el disco se va vendiendo. Ahora tenemos los discos en tiendas de Madrid, Barcelona, Vigo, Bilbao... Y la verdad es que se va vendiendo. A nosotros no nos han regalado nunca nada. De hecho, el disco no sabíamos ni cómo lo íbamos a editar, si no fuera por la gente de Dinosaur y La Mota Ediciones. Al final yo creo en la autoedición a tope, con un sello y punto”. Siendo sinceros, solo el famoseo es capazde vivir de la música solamente. El resto de los mortales, como Carlos tiene que conciliar su vida en la carretera con la rutina hispalense. El tema del trabajo es un asunto complejo: todos ellos han amoldado su vida laboral para poder salir a girar con el grupo, lo cual conlleva un notorio sacrificio. Carlos lo ejemplifica en una frase: “nosotros nunca hemos dicho que no a un bolo”.

“La vida en la carretera con amigos es una bendición. Y más con nuestro humor, que nos hartamos de reír. También hay que decir que se descansa poco, y más si te gusta la guasa. Es un curro gordo pero nosotros no lo vemos como un curro. La carretera para nosotros es la polla, es una forma de vida. Son 11 años ya y va pa’lante. Después de habernos recorrido ya la geografía varias veces, queremos sacar alguna fecha por Europa, pero eso ya se verá más adelante”.

La conversación se distiende, más si cabe, y Carlos cuenta algunas anécdotas de esas que no se pueden contar, habla de su familia, de sus amigos... “El guitarra, Johnson es de Huelva. Nosotros vamos mucho y tenemos amigos allí. Tocamos en el chiringuito Larena todos los putos años porque tenemos amistad con el dueño”.

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El hilo prosigue hasta que llega el tema de la esencia de la banda, algo que sin duda mantienen intacto. “Las cosas no se pueden forzar en demasía. Nosotros tenemos nuestras maneras de tocar y cantar y nos llevamos las cosas a nuestro terreno. Tenemos nuestro abanico y nos movemos por ahí pero también probamos cosas, siempre en nuestro estilo. Por ejemplo, tenemos un repertorio acústico muy bonito que hemos tocado en varios sitios. Son reinterpretaciones de nuestras propias canciones. Tocamos en el CICUS y la verdad es que te lo pasas bien, reeditando lo que son canciones tuyas. En ese espectáculo además era divertido porque como todos tocamos varios instrumentos nos íbamos cambiando durante el concierto. El bajista tocaba la batera, otro la armónica... Ahí entró una canción de Wilco que nos encantaba [Forgetthe Flowers]”

Concluye la charla, y tras un par de cervezas, muchas risas y aún más música, Charlie Riverboy se marcha por las calles de la Alfalfa en dirección a su casa, donde tiene una comida familiar que atender. Claro queda que es una persona que se muestra tal y como es, acogedora, va de frente pero pretende no ofender a nadie. Se expresa como un libro abierto, aunque como mejor se expresa es, sin duda alguna, a través de su música.

 

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