
Con su paso aún fresco por Andalucía hablamos con Javier Vallina, el alma de Bueno, agrupación y proyecto de este asturiano que ha pasado por un buen puñado de bandas como Los Mancos, Lansbury, Sister Morphine u Hotel Vaqueros. Su segundo trabajo, Perros, Santos y Refranes, se nos descubre como netamente pop, con un mayor abanico de recursos y un carácter muy personal en sus letras. Le invitamos con motivo del 30 aniversario de Poplacara para hablar de su disco y sobretodo, de su forma de hacer/ver/sentir la música.
Creo que es inevitable que hablemos del nombre antes de entrar en materia. “Bueno”. Suena como una especia de muletilla o lo que contestaríamos si alguien nos preguntara que le ha parecido el disco.
Antes de comenzar con el proyecto musical yo venía de otros grupos de tocar con otras bandas, pero cada cierto iba haciendo canciones, grabando cosas en casa, en un cuatro pistas de cassette. Las iba guardando y ponía en las etiquetas “bueno”, bien porque fuera la versión buena o porque eran las que me quedaba cuando seleccionaba las canciones. Y cuando ya dije “voy a preparar un disco”, quería empezar con el primer trabajo, tenía claro que iba a ser un proyecto en solitario aunque luego en directo tomara formato de banda, no quería poner mi nombre: no Javier Vallina, ni apellido ni nada. Entonces empecé a pensar en nombres y aparecieron las cintas, apareció lo de “bueno”. Sonaba bien, una sola palabra, una expresión muy utilizada y sobre todo un término positivo. Asi fue como lo encontré por azar, lo tomé de manera provisional y al final se quedó.
Desde 9 canciones minúsculas, un huracán y un millón de lunares nos hemos encontrado con un trabajo mucho más delimitado, con una estructura casi novelesca. ¿Que ha evolucionado en los años que has estado trabajando en Perros, Santos y Refranes?
El primer disco nace nace de un planteamiento muy básico, con maquetas en guitarra y voz. De repente algo empezó a crecer, y entre que íbamos terminando canciones, se iba conformando lo que terminó siendo un disco. Luego todo eso se llevó al directo como una banda y ahí ya empezamos a cambiar algunas cosas. En el primer disco suenan de una forma, por como se grabaron y también para que la gente las escuchara de una manera más reposada y sin embargo, el directo mostraba otros componentes, pretendía ser un contraste. Los sonidos de este nuevo disco nos remiten a aquellos directos porque hay más eléctricos, ya no hay tanta guitarra acústica, hay más presencia de base rítmica. Aunque se haya trabajado en estudio la orientación es llevarla al directo con una banda.
Hablando de électricos,la electrónica se aprecia en temas como Respire con normalidad, aunque se impregna en todo el conjunto del disco. ¿Que importancia le das a la electrónica en tu trabajo?
La electrónica en si, más pura, no soy muy seguidor. Pero trasladar y vincular toda esa tecnología al pop, no para emular a un músico real tocando, abre grandes posibilidades. Es como ampliar la paleta de colores. Por ejemplo si cuentas, con guitarra, baterías, bajo, teclados, un órgano Hammond... y dices a ver que más tengo por aquí, es como si estuvieras pintando y encuentras una nueva gama de colores que añade nuevos matices al conjunto. El riesgo es que la manera que permite el digital a la hora de copiar, editar, es algo que hay que saber controlar para no pasarte. Encontrar el punto en el que las canciones sigan sonando humanas.
¿Crees que esa “apertura de la paleta de colores” es algo al alza en bandas de tu entorno?
Más bien lo que noto es una vuelta atrás. Igual llegó una oleada en la que todo eso se practicaba mucho, el trabajar con bases pregrabadas y electrónicas, sintetizadores y teclados. En los entornos musicales por los que me muevo si percibo que se está volviendo a la manera de grabar discos de antes. Se plantean grabaciones de grupos amigos, 5 músicos grabando bajos, baterías en directo y luego usando el resto de horas de estudio para trabajar sobre estas bases, grabar voces y ponerles otras capas de sonidos... Yo creo que estamos volviendo al sistema de grabación un poco vintage, que tenía que ver con eso, con los músicos grabando en sesión.
Conocemos tu énfasis en el trabajo autodidacta. En el primer disco te involucraste en todos los aspectos de la producción. ¿Has aplicado esta misma filosofía para el nuevo disco?
Si, todo lo que suena en el primer disco es verdad que lo toqué yo, y lo relacionado con la edición del disco, aquellas portadas que pintamos a man... en este ya delegué un poco más en otras personas, porque ya veníamos de una trayectoria en directo, con una banda. El batería grabó las baterías, yo no grabé todas las guitarras, el otro guitarra graba las otras y en la producción ya no estoy yo solo sino que hay un coproductor. En este disco ya cedí un poco más de espacio para que entraran ideas de otras personas cercanas que ayudan a enriquecer todo. Pero sí que me gusta estar muy pendiente de todo; no en el sentido de controlar, sino porque disfruto mucho con el proceso conjunto de grabación y producción del disco. Sabes, como cuando llegas al estudio, le das al play y no tienes nada. Y cuando te vas dos horas después, conseguiste construir dos capas, dos pistas, vuelves al día siguiente y continúas... a mi todo eso me flipa mucho. Y claro es un problema, porque de tanto estar metido en el estudio al final acabas saturado y corres el riesgo de perder la perspectiva y que el proceso se haga demasiado lento. Pero bueno, es la forma que tengo de hacer música. No se si en lo próximo que grabe, haga un base y la deje allí para volver a los 15 días a ver que hicieron con todo eso... pero ahora si que me gusta estar ahí en el estudio, haciendo todo, escuchando todo un montón de veces.
Es algo así como la obsesión del compositor o el director de cine. Te lo decimos por tu involucración en algunos proyectos audiovisuales y también con el arte con Javier Otero. Quisiera preguntarte acerca de las portadas y sobre que personalidad habéis querido imbuir en ellas.
Javier Otero es cantante con un grupo que tenía y tenemos de manera intermitente con un disco nuevo que saldrá, los Mancos, con los que tenemos ya una trayectoria en Asturias y demás. El es diseñador gráfico, trabajó de esto en Londres, y claro es un tío muy creativo, con muchas y buenas ideas. Y a la hora de poner mano en esto de los discos el era la persona idónea. En el primer disco se trató hacer algo un poco más diferente, unas cajas en blanco, 500 cajas sobre las que se pintó, creando una nueva pieza, un mural en el que cada portada era diferente, y la gente las podía luego reconstruir a través de una tarjeta que había en el interior, para reconstruir en la web. Y en este ya nos fuimos a un diseño muy cuidado, pero utilizando otros recursos: una fotografía de portada que se encargó de buscar, de un fotógrafo japonés [Yuichi Sakakibara]. La idea era que representara el interior, más luminoso y más fresco. Es verdad que a la hora de la verdad yo meto ahí directrices, ideas a las que me echa más caso o menos pero que al final el resultado está ahí, merece la pena. Porque cuando tu coges el disco y ves el tipo de cartón con el que está hecho que no es de fábrica, el barniz de la portada, el tipo de papel, la tipografía... a mi me gusta cuidar mucho el envoltorio. La música ahora está en cualquier sitio, te la descargas o las escuchas en streamming o te la pasan; es una época en la que se escuchan canciones sueltas de un grupo u otro... pero lo que importa es reivindicar el concepto de álbum, que tenga un valor añadido.
Te proponemos dar un repaso por cada uno de los temas del nuevo disco para contarte algunas impresiones y para que tú nos cuentes en que te inspiraste, que hizo que pusieras un nombre u otro a una canción... por cierto ¿son las letras el componente central de tus canciones?
No necesariamente, porque no suelo escribir las canciones comenzando por las letras sino que procuro trabajar con todo de manera conjunta. A pesar de que luego le doy vueltas y cambio mil cosas, la parte central o la parte importante de la letra nace en un momento muy rápido, sale al mismo tiempo que la música.
De un vistazo general, lo primero que nos llama la atención es el uso de diversos sonidos callejeros.
Hay una introducción al principio, en ese momento me gustó pensar que el disco tendría un inicio y un fin, en el que se escucha el sonido de la plazoleta, de las campanas, de los críos... era el sonido que se escuchaba al bajar del estudio y de tanto escucharlo ya era un sonido que yo ya sentía como algo parte de la grabación y por eso pensé que sería buena idea meterlo en el disco. También para poner a la gente un poco en situación. Luego claro, como el disco se terminó en otro estudio, me pareció buena idea registrar para el final el sonido ambiente de el barrio, de la calle, donde estaba este otro estudio y tomarlo como final.
Amplifícalo y Cintas de Cromo nos inducen positividad y expansión de emociones. ¿guarda esto relación a como quisiste enfocar el inicio del disco?
Son las dos primeras canciones del disco, precisamente por ese contraste que tiene una con otra. Cintas de Cromo es la canción que abre el disco y no consideraba necesario abrir el disco con esa canción. Pero a lo largo de la grabación, me di cuenta de que hacía falta empezar con una sensación de calma y profundidad, captar la atención para luego dar paso a Amplifícalo que es más de lo que va el disco con melodías más rápidas, eléctricas, a un terreno más pop.
Perros, santos y refranes, la canción que da nombre al disco, se nos antoja la más crítica en su letra. ¿cuál es el significado de ese refranero del que hablas?
Esa canción surge cuando estas de viaje, en la experiencia de estar fuera se te van ocurriendo ideas que luego al final se materializan en una canción. Habla de un viaje en una lejano país, donde todos los pueblos tenían nombres de santo, y la persona que me acompaña iba constantemente construyendo y destruyendo refranes. En esa canción fue la melodía la que luego me trajo la letra, es la típica canción que se se ocurre y la tienes constantemente en la cabeza, intentando que no se vaya que no se olvide, para que luego cuando llegues a casa la puedas terminar.
La melodía en La gloria de los que fracasan o en Todo el mal tienen una letra descorazonadora o despechada, que sin embargo choca con una melodía alegre, despreocupada.
Es una manera de buscar contraste, llevas la música a un terreno alegre para luego sacar su parte oscura. En el caso de la gloria de los que fracasan, parece que habla de una situación personal, de una relación de dos personas y en realidad habla de la música. Hay varias canciones en este disco que tratan de relaciones de amor y odio que establecen, en apariencia con las personas, pero en mi caso con la que he establecido con la música.
Ya llegando a Maratón, ahí vemos como esas relaciones están salpicadas de diálogos inacabados, malentendidos, conflictos, incomunicaciones... lo que se produciría en una relación de pareja
A veces lo reflejas en clave de relación amorosa o de pareja, pero al final lo que hablas es de la vida, de sus cosas, de sus desencantos. Pones una persona pero esa maratón no es con una persona, sino con la vida y ya ahí entras lo que dices, sus desencuentros, los frenazos, arrancar, parar... es una constante en muchos aspectos de la trayectoria vital de una persona.
Ya para concluir, nos gustaría que nos desvelaras que horizontes os gustaría explorar como “Bueno” que ya por lo que vemos, no está sólo sino también cuenta con equipo y su banda.
El disco se autoeditó y salió en diciembre, pero claro, yo la manera que tengo de trabajar, al estar yo sólo y tener el propio sello, la producción... voy por oleadas. Claro tengo que hacer el disco, sacarlo, echarlo a funcionar y buscar apoyos. Ahora con Astro, con los que he colaborado para hacer la promo, la distribución y demás. Con todo, eso empezamos ahora la gira de conciertos. Tras las presentaciones que hicimos en Asturias y Madrid paré un poco para organizar entre 12 y 15 fechas. La idea es ver como sale esto y ya en verano trabajar en canciones nuevas, algunas ya terminadas, para sacar un nuevo disco. El intervalo entre el primer y segundo fue largo, no debido a ningún parón, sino a que el primer disco tuvo más vida de lo que yo esperaba, estaba además involucrado con más bandas y proyectos. Por ello voy a intentar dedicar la creatividad en verano para que antes de que acabe el año estemos de nuevo con una nueva gira.