Un festival que permite vislumbrar el futuro de la escena musical independiente.
El Festival Monkey Week empieza mañana en Sevilla, y ya van diez ediciones, la tercera desde que se mudó de El Puerto de Santa María a la capital andaluza. Como es santo y seña de este festival de la escena musical independiente, el cartel de este año reúne a nombres consagrados del panorama nacional, y también latinoamericano, con nombres emergentes y menos conocidos.
Así pues, dejemos los prejuicios a un lado y pongamos nuestras antenas en modo aleatorio para descubrir y degustar el enorme abanico de propuestas y estilos que nos trae el Monkey Week entre el 19 y el 24 de noviembre, distribuidos en más de un centenar de conciertos.
El Monkey Week no es solo un festival de música, sino que se ha consagrado como una suerte de feria de muestras en la que poder conocer el indie, pop y rock español con más proyección, que en pocos años formará parte del circuito musical europeo y latinoamericano.
En esta mezcla democrática entre consagrados y noveles radica la originalidad de un festival que en esta décima edición verá desfilar por una veintena de locales y espacios escénicos en torno al parque de la Alameda de Hércules nada menos que a 73 bandas, entre las que siempre es posible descubrir cosas nuevas e interesantes.
Nombres destacados como Maria Arnal i Marcel Bagés, Novedades Carminha, Pony Bravo, Toundra, Biznaga o Los Nastys convivirán en igualdad de condiciones con grupos y solistas de futuro prometedor que con el tiempo se convertirán en cabezas de cartel, como Pet Fennec, Biffannah, Boyanka Kostova, Las Yumbeñas o Los Manises, por citar sólo a algunos.
Al amplio programa de conciertos hay que añadir este año actividades singulares como Jailhouse Rock, el concierto que ofrecerá Canijo de Jerez en el Centro Penitenciario Sevilla 1 el miércoles 21 de noviembre, únicamente para internos.
A destacar la entrevista pública al ex-Roxy Music Phil Manzanera, que servirá para inaugurar las jornadas profesionales Eventbrite Monkey Brain. Porque no hay que olvidar que la música es goce y cultura, pero también es industria. A lo largo y ancho de los días del festival, conviven y conectan artistas, público y profesionales procedentes de cualquier parte del mundo y se fraguan nuevos proyectos, contratos y contactos que darán sus frutos en un futuro cercano.
