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Los Punsetes en El Sol

Los Punsetes en El Sol

Distorsiones 7 estrellas

En una noche de viernes más que plomiza [acertado patrocinio galaicocervezil pues] la sala dónde se grabó el videoclip del mítico Himno generacional planetero aguardaba con dulce tensión al irreverente quinteto capitalino, que siempre ofrece subversividad y actitud para gloria de sus seguidores y que no deja indiferente al resto.

Se hicieron de rogar unos 10 minutos. Desde las primeras escenas nos invitaron al abrazo de su energético aparataje audiovisual filoplanetense empezando con un tema nuevo, Bonzo, que GUSTÓ y promete una continuidad identitaria y sonora para un cuarto disco que seguro no defraudará.

Tirando de pedales a tutiplén las cuidadas alteraciones guitarreras de Fondo de armario dieron paso a Alférez provisional, uno de esos temazos que no te cansas de paladear y que resume todas las virtudes de la banda. Fue entonces cuando Gonzalo, su bajista y más cañí componente de la alineación punsetera (esta vez con un estudiado y bien traído toque dandi) se marcó sus primeras maniobrabilidades grunge.

Tras 155 vendría el triplete Mis amigos, Tráfico de órganos de iglesia y Los cervatillos. A continuación se volvieron a mostrar sorpresivizantes con Pinta de tarao (que también gustó) continuando con Un corte limpio. Los coros más fieles y generalizados comenzarían con Dinero, cantada por gran parte de los presentes desde el principio.

Estilo precedería a otro nuevo corte, Me gusta que me pegues, que enlazaría con la imperial, condensatoria y apoteósica John Cage, trabajada con una intensa difuminación guitarril brutal insobornable con respecto al trabajo de estudio/disco.

Luego llegó el momento de otra flamante y recién horneada canción, Sodoma, con un alargue distorsionante premium con homenaje nirvanero bajístico para completar el pack (más adelante asistiríamos a otra reseñable maniobrabilidad del bueno de Anntona). Seguirían la estela 2 pistas “montañeras” más, Paraíso y Untitled.

La atmósfera legítima y acertadamente antisistema tocaría techo con Dos policías, con los más atrincherados fans entregados desde el minuto cero para enlazar con Maricas, con un aliño final rematado por las cremosidades Fender a pleno rendimiento.

Malas tierras serviría de gloriosa apertura para Tus amigos, muy bien condimentada por las imágenes de anime japo que salpicaban tras Chema, el ducho batería punsetil.

«Muchas gracias y buenas noches» espetó Ari tras implementar con maestría Viaje a Egipto y Cien metros para el cementerio a modo de metafórico y naturalista último coleteo en su primera despedida, pero aún quedaban 2 más. No se movió nadie hasta verles aparecer de nuevo para concluir con la dupla Los tecnócratas y Flora y fauna.

Acogedor y agradable realismo sucio sonoro. Uno de los grupos más insubordinados y coherentemente actitudinales del panorama sónico alternativo madrileñil junto a Los gomasio.

Del vestuario de la frontwoman podemos decir que se presentó como una princesa astronáutica metalizada neofuturista con calzado militronchante, impertérrita hasta ante los problemas técnicos que sólo osó mover su mano izquierda y lanzar una furtiva mirada hacia su juguetito teclado-calculadora.

Torsiones sonoras clase supra, una formación en la Champions del pedaleo sonicocósmico con fragmentos de psicodelia salvajes y lúcidos a la altura de los más grandes en la materia. Profesionales de la música enfocados a lo más importante del directo: ofrecer un buen bolo alejándose de las secundariedades concentrados en lo que importa: las canciones.

Guitarreos magistrales, trazas planeteras (admiración e influencia mediante), letras ácidas, lapidarias, incisivas y directas. Y la voz de Ariadna, extraña y oníricamente adictiva.

Una función que me deja aún más polimusicómano.

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